Los niños aprenden dentro de un contexto social como la casa o la escuela, donde hay castigos, premios y donde casi cualquier conducta tiene múltiples consecuencias. Ahora bien, algunas circunstancias favorecen un buen comportamiento infantil, mientras otras más bien contribuyen a un aprendizaje incorrecto y desadaptado.

¿Qué quiere decir? Sucede que los padres muchas veces no nos damos cuenta que fortalecemos la aparición y desarrollo de conductas incorrectas en los hijos. No queremos ciertamente que el chico salte sobre el sofá, grite a todo pulmón en la tienda, o que haga pataletas en medio de la calle o peligrosamente salga corriendo como un loquito sin mirar la calzada. Los niños no nacen así, sino que han desarrollado estos comportamientos al ser reforzados sin querer por el ambiente familiar, escolar o social.

Por lo general los papás reaccionamos ante una pataleta poniendo gran atención negativa sobre el niño, intentando hacerle entrar en razón, es clásico decirle ¿Por qué haces esto? ¿Por qué te portas así? ¿Dime qué te pasa?, también le ponemos gran atención negativa cuando le reñimos: “No hagas esto o no te vuelvo a traer a la tienda”, ¡levántate ya! ¡No te tires al suelo que te ensucias! ¡Mírate cómo te has ensuciado! Igualmente ponemos atención negativa avisándole: ¡Si no te levantas ahora mismo te voy a dar una palmada! ¡Si sigues haciendo eso me voy a enojar mucho contigo!

Toda esta atención se vuelve un poderoso reforzador de la conducta incorrecta que justamente queremos que eliminar. Por el contrario, cuando el niño realiza conductas positivas casi siempre pasan totalmente desapercibidas, no las valoramos, ni atendemos, ni reforzamos. Esta es la razón por las cuales las conductas positivas no llegan a consolidarse y se establecen las conductas negativas que sí son de sobra reforzadas con atención de los papis.

La buena noticia es que, así como el niño adquiere conductas incorrectas con ayuda de su entorno, también puede modificar su comportamiento con la ayuda de quienes le rodean influenciándole para corregirse. También tener en cuenta que la modificación de conducta no sólo pretende cambiar el comportamiento inadaptado del niño, sino también el de las personas que le rodean, se trata de darle al niño un ambiente diferente donde pueda desarrollar conductas bien adaptadas.

Nuestro hijo va a aprender a ser autónomo en las pequeñas actividades diarias, como recoger, guardar, abrochar y desabrochar, ir al baño, comer solo, etc., y estas rutinas le van a ayudar a situarse en el espacio en el que vive y a sentirse parte dentro de la familia y entre sus amigos.

Debemos ser capaces de reconocer las capacidades reales de nuestro hijo y ayudarle en su justa medida sin intervenir cuando es capaz de realizar solo la tarea, con la oportunidad de experimentar, de equivocarse, de fallar o de acertar.

Los padres sobreprotectores van a crear un hijo dependiente e inseguro al que no dejarán actuar solo porque creen que no tiene capacidad suficiente para realizar cosas sin su ayuda, por evitar que se haga daño, por comodidad o para conseguir resultados más rápidos. Tenemos que buscar el equilibrio entre la sobreprotección y la pasividad es la clave para que nuestro hijo conquiste su autonomía.

LOS LÍMITES TAMBIÉN EDUCAN

La disciplina debe ser entendida como un método de enseñanza y no como un castigo. A veces nos resulta difícil poner normas porque nos asusta defraudar a nuestro hijo, nos cuesta decir “NO”, no queremos frustrarlo, tememos al conflicto o nos sentimos culpables por la falta de tiempo. Estos temores pueden hacer fracasar el equilibrio entre afecto y límites, y pueden llevar a la disciplina al campo del castigo como consecuencia de la falta de buenos límites.

Como padres tenemos que entender que, al establecer normas, nuestro hijo aprende hábitos y conductas, y también tienen que ver con el afecto porque nuestro hijo desarrolla autonomía y seguridad en sí mismo, se siente guiado en su crecimiento personal y aumenta su autoestima cuando logra conseguir las metas que se le presentan.

Los límites también educan y las normas ponen límites a la educación. Las normas son como las reglas de un juego, con instrucciones claras sobre el comportamiento apropiado o inapropiado, y donde todos sabemos lo que tenemos que hacer para que la familia esté en armonía y en un ambiente predecible y seguro.

Las normas deben estar descritas con detalle y ser claras para que nuestro hijo sepa cómo realizar la tarea y los padres cómo debe estar realizada. No es lo mismo ordenar la habitación como lo entienden los papás, es decir, poner la ropa en los cajones, la mesa limpia, los juguetes en la estantería, que el ordenar que entiende nuestro hijo, o sea, esconder debajo de la cama los juguetes, tirar dentro del armario la ropa o llevar a una esquina de la mesa los libros.

Una norma es útil si es razonable y adaptada a la edad del niño, por lo que no hay que pedirle tareas para las que no está preparado y no dejar de pedirle para lo que ya está capacitado. Ejemplo: A un niño de 5 años puedes pedirle que coma solo, que se vista solo con prendas sencillas, aunque está claro que si lo hace el padre lo hará mejor y más rápido, pero no podemos pedirle que doble y guarde su ropa o barra su habitación. Igual ocurre con un preadolescente, podemos pedirle que ordene y limpie su habitación, pero no pedirle que prepare la comida para la familia.

Una norma sirve si podemos comprobarla. Ejemplo: si queremos que nuestro hijo no juegue con la playstation después de comer, o bien la guardamos o no vemos la televisión para vigilarlo.

La norma tiene que estar establecida en un límite de tiempo. Si nuestro hijo no sabe cuándo tiene que realizar la norma, esto va a generar un caos en la familia ya que podemos estar repitiéndola continuamente y el hijo decirnos “ya voy” y hacerla o no. Por lo que para que se cumpla la norma, padres e hijo tenemos que saber cuándo debe estar hecha la tarea, ya sea antes de comer, después de ver la serie de la tele o antes de ducharse.

Las normas tienen que tener consecuencias para que sean eficaces. Una vez que se establecen las reglas hay que explicarle a nuestro hijo las consecuencias de intentar incumplirlas, decirle algo como: “Estas son las reglas, si tú las sigues, esto es lo que sucede, y si tú rompes la regla, esto es lo que va a suceder”. El tener consecuencias lógicas por el mal comportamiento ayuda a que aprenda a ser responsable de sus acciones sin afectar su autoestima. Ejemplo: si nuestro hijo rompe la regla acerca de dónde puede ir con su bicicleta, retiramos la bicicleta por unos días. Cuando no hace sus tareas en el rato acordado, no podrá hacer algo especial como ver dibujos de la televisión porque tendrá que hacer las tareas pendientes. Tanto si nuestro hijo cumple la norma, como si no la cumple a la primera, debe de seguirle siempre una consecuencia. Si cumple la norma, la consecuencia será positiva (refuerzo positivo o premio acordado), y si no cumple a la primera, la consecuencia será negativa (retirada del privilegio acordado).

Las consecuencias pueden ser reforzadores sociales que se administran con frecuencia diaria como alabanzas y elogios, comentarios positivos, guiñar el ojo, reconocimiento de la tarea, sonrisa, felicitar, elogiar, contacto físico como un abrazo, o palmaditas, expresión de satisfacción, etc.

Pueden ser reforzadores de situación, que también se pueden administrar de manera diaria en forma de hacer actividades: ver su programa favorito en televisión, comer el postre favorito, ir a casa de su amigo, elegir la ropa, ser el primero en algo, los papás le cuentan un cuento por la noche, poner una pegatina en el álbum de las normas, llevar la bici al parque, jugar con la pelota, elegir el almuerzo del colegio.

Y por último:

Los reforzadores materiales, con frecuencia semanal o mensual en forma de regalos: pueden ser los juguetes nuevos, cromos, cómics, jugar con plastilina, recortar figuras que le gusten, jugar con sus pinturas, jugar con globos, con pelotas, utilizar pegatinas, comer golosinas, recibir cuadernos para pintar, libros de lectura, puzles, rompecabezas, legos, etc.

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información   
Privacidad