Se han realizado variadas investigaciones sobre el TDAH (trastorno de déficit de atención/hiperactividad), especialmente en niños y adolescentes, pero también se tiene conocimiento que éste no es un trastorno exclusivo de la niñez y que, por el contrario, una gran cantidad de adultos a quienes se les diagnosticó TDAH durante la infancia siguen presentando síntomas a lo largo de sus vidas.
Nos encontramos frente a un trastorno crónico, estable, al cual sólo hemos logrado modificar la manifestación de sus síntomas con el paso del tiempo.
Los síntomas no se presentan de la misma forma en los adultos que en los niños, de hecho, en la adolescencia se da generalmente una transformación que puede desconcertar a quienes no están informados sobre lo que ocurre.
El alto nivel de actividad física acostumbra a desaparecer, razón por la que no es común ver adultos hiperkinésicos. Quienes creen que el TDAH se reduce a una cuestión de agitación motora, pueden pensar erróneamente que desapareció el problema, pero, por el contrario, el trastorno puede estar más o menos intacto, ya que el nivel de movimiento en realidad no fue nunca su principal característica.
 
			Aunque el diagnóstico del TDAH es más difícil de diagnosticar en adultos que en niños, ha recibido mayor atención en los últimos años y ha aparecido mayor literatura sobre los comportamientos reconocidos en adultos, que a menudo han provocado irritación, rechazo, enfado y conflictos interpersonales por parte de quienes lo sufren y de sus familiares.
A continuación, detallo una relación de conductas características de personas con TDAH, extraídas de la literatura sobre el TDAH en adultos. Sin embargo, debe aclararse que nada de lo que sigue es síntoma inequívoco y determinante de este trastorno pues muchos de estos puntos pueden tener otra explicación.
Síntomas del TDAH en el Adulto
 
			- Dificultad para concentrarse cuando leen. En realidad, cualquier trabajo que requiera hacer un esfuerzo mental sostenido puede agotarlos con facilidad. Muchos de ellos rehuyen a los libros y evitan trabajos que les exijan períodos extensos de concentración.
- Olvido crónico. Las llaves del automóvil, las de la casa, el paraguas, la cartera y otras muchas cosas suelen encontrarse donde no deben estar. Hacer un encargo a estas personas equivale a exponerse a no tener nunca lo que se les pidió. No hay mala voluntad de su parte; simplemente se les olvidó.
- Problemas para manejar y distribuir adecuadamente el tiempo. Se les hace difícil calcular cuánto les tomará hacer algo, lo que hará que separen una cantidad de tiempo irreal e insuficiente para esa tarea. Pueden, por ejemplo, tener una idea adecuada de lo que les tomará llegar a determinado lugar, pero no tienen en cuenta el tiempo que les tomará esperar ascensores, atravesar el congestionamiento de tráfico que puedan encontrar en la calle, conseguir un estacionamiento y caminar hasta el punto de llegada. El resultado lógico es que llegarán tarde a su cita, lo que explicarán echando la culpa al tráfico y a otras circunstancias que se presentaron en el camino. La explicación real es que no calcularon bien todo el tiempo que necesitaban.
- Estilo de vida desorganizado. Suelen hacer las cosas a última hora y en forma apresurada, sin prepararse adecuadamente, esto los hace “quedar mal” y llevarlos a un nivel de ejecución por debajo de sus posibilidades reales. No cumplen bien sus obligaciones muchas veces, no por desidia o irresponsabilidad, sino por su dificultad para organizarse.
 
			- Dificultad para realizar tareas que requieren atención periódica, como llevar el control de sus cuentas al día u organizar y controlar el presupuesto de su casa. El olvido, unido a la tendencia a dejar para mañana todo lo que se puede hacer hoy, ocasiona que, aunque estén conscientes de la necesidad de realizar estas tareas, las vayan aplazando, para encontrarse que tienen un verdadero problema cuando se deciden a ponerse al día, problema que se podía haber evitado fácilmente.
- Pueden cambiar frecuentemente de trabajo, por razones de distinto tipo. Si las funciones que tienen que desempeñar requieren de cualidades como organización, planificación y constancia, de las cuales carecen, no es de extrañar que sus jefes decidan reemplazarlos en cualquier momento. Otras veces y según las características que presente el caso en particular, son ellos quienes toman la iniciativa de irse, simplemente porque se cansaron de una rutina o les molesta algo o alguien relacionado con el trabajo.
- No tienen mucho control de sus palabras. Pueden decir algo sin estar conscientes de la reacción que puede despertar en otros lo que han dicho. Se debe esto en muchas ocasiones al automatismo con que se disparan las acciones en estas personas. Apenas si pasa una idea por su mente, cuando ya ha salido por los labios. Dicen lo que no deben, a la persona equivocada, en el momento inoportuno y en el lugar inapropiado. Luego han de confrontar las reacciones de los que se han visto afectados por sus palabras. El conflicto interpersonal es consecuencia obvia de su impulsividad verbal.
 
			Son curiosas las razones que esgrimen algunos individuos para explicarse a sí mismos y a los demás este comportamiento. “Sucede que soy muy espontáneo”, “lo que pasa es que soy muy sincero”, “yo no me callo nada; digo todo tal como lo veo” son “razones” que se escuchan comúnmente y que sólo tienen el efecto de engañar a quienes así se expresan y que desconocen en absoluto los mecanismos que los llevan a actuar como lo hacen.
Sin embargo, no todo es tan malo como se observa, hay personas famosas que también fueron diagnosticadas con TDAH y que lograron redirigir sus vidas hasta lograr el éxito en sus profesiones. Desde el punto de vista creativo, es posible que estas personas obtengan mejores resultados porque su inventiva e imaginación pueden estar disparadas. Además, que la hiperactividad en muchos casos también aporta a la consecución de su éxito debido a que consiguen desarrollar una gran capacidad de trabajo creativo, si están apasionados por lo que hacen. Todo es cuestión de aceptar su condición y redirigirla hacia lograr sus metas.
 
			Repito que lo anterior no es una lista de síntomas del TDAH, sino una serie de situaciones, rasgos e incidentes que se observan muchas veces en las vidas de los adultos que sufren este trastorno. Sólo un profesional experimentado y conocedor de este síndrome (psicólogo clínico o psiquiatra) podrá establecer un diagnóstico. En caso de duda, corresponde consultar y ampliar información sobre el tema.
 
					